El pertinaz proyecto de destrucción del recinto y los edificios históricos de la Institución Libre de Enseñanza en Martínez Campos 14-16 ha sido consumado. La Junta directiva de la Fundación Giner de los Ríos ha traicionado su obligación de defender el legado material, pedagógico y espiritual de don Francisco Giner de los Ríos.
La contemplación de las nuevas edificaciones que sustituyen a las levantadas por arquitectos institucionistas de alto renombre, como don Joaquín Kramer, Bernardo Giner de los Ríos, Antonio Flórez, Adolfo Durán y José Varela, hiela la sangre. Uno se pregunta si lo que contempla es el decorado de una obra de Ionescu o un paisaje arrancado de las oscuras tierras de Mordor.
El recinto original de la ILE. Jardín y edificios antes del derribo.
El fantasmagórico aspecto actual
Link al artículo publicado en el suplemento El Cultural de El Mundo (12/12/2014)
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Opinión de Luis de Azcárate ante el agravio cometido contra la ILE
Soy alumno de la Institución Libre de Enseñanza. Recorrí desde Párvulos hasta la Séptima clase, en 1936. En Martínez Campos 14, me formé.
Ahora nos han desahuciado. La Institución ha sido DESAHUCIADA.
Es eso lo que han hecho esas gentes de la Fundación Francisco Giner de los Ríos. Han preferido hacer del solar un
negocio inmobiliario a mantener los edificios, el frontón y el jardín que eran medios fundamentales para
nuestra formación. Estas gentes han tirado por la borda, la preciosa herencia
recibida de nuestros Maestros. Han cometido una ignominia de carácter
histórico. La que el franquismo no se atrevió a hacer.
Cada año que pasa, los principios éticos y morales, la
obra iniciada por los institucionistas, se me hace más fundamental para el
desarrollo de la pedagogía y la cultura en España. Esas gentes nos han
desahuciado, han desahuciado a la obra de la Institución. Para
mi es como si la Inquisición hubiera quemado parte de la obra de los
institucionistas. Y no lo digo a humo de pajas, el OPUS ha deseado siempre
acabar con la Institución.
Mientras la Parca no nos llame, viviremos desahuciados, pero seremos testimonios vivos
de la obra trascendental de la INSTITUCIÓN LIBRE DE ENSEÑANZA
Luis de Azcárate Diz
Antiguo alumno de la Institución Libre de Enseñanza
Antiguo alumno de la Institución Libre de Enseñanza
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"El porvenir de la Institución Libre de Enseñanza"
Opinión publicada en la sección Cartas al Director
El País, 22 de Noviembre de 2014
José Manuel Ontañón,
Antiguo alumno de la Institución Libre de Enseñanza
Sorprendida por la lectura de la carta del doctor Varela, quisiera hacer algunas acotaciones a la misma:
“la tutela del patrimonio material e intelectual de la Institución Libre de Enseñanza” y “asegurar la permanencia del nombre, la sede y el espíritu fundacional” de la misma.
Desgraciadamente los “ámbitos de cultura y de educación a los que la Institución se consagró” no han cambiado mucho. La enseñanza primaria, secundaria y universitaria, la formación de maestros, la coeducación, la investigación científica…, atraviesan una crisis importante de retroceso respecto a la renovación social y de progreso conseguidas por la Institución. Lo que parecen ahora “realidades generalizadas” ni mucho menos lo son en la práctica; de ahí que los principios institucionistas sigan plenamente en vigor.
Opinión publicada en la sección Cartas al Director
El País, 22 de Noviembre de 2014
A pesar de ser nonagenario y de estar totalmente apartado de la vida
pública deseo opinar sobre la situación actual de la Institución Libre
de Enseñanza porque soy uno de los pocos alumnos de la
Institución-escuela todavía vivos y porque yo mismo y las dos ramas de
mi familia (a lo largo de tres generaciones) hemos estado muy implicados
en esta obra. Los edificios tradicionales de la Institución han sido
objeto recientemente de una ampliación muy grande. Hay que agradecer al
actual patronato el trabajo y el esfuerzo tenaz que esto ha requerido
para lograrlo.
Los ámbitos de cultura y de educación a los que la Institución
consagró desde los inicios han cambiado radicalmente en los casi 150
años transcurridos desde entonces. Así sucede con el analfabetismo, la
instrucción primaria y la secundaria, la enseñanza universitaria, la
coeducación, la formación de maestros, la investigación científica, el
interés por el arte y el gusto por el campo, por los juegos y por los
deportes. Estas aspiraciones de entonces son ahora realidades muy
generalizadas. Parece evidente que, aun conservando las esencias de su
acervo, la Institución tiene gran necesidad de actualizarse. En 1907,
vivo todavía don Francisco Giner, la Institución promovió la creación de
la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas.
Personas muy afines a aquella la organizaron y desarrollaron. Se encargó
de gobernarla un patronato que, presidido por Cajal, estaba formado
entre otras personas por Gumersindo de Azcárate, Ignacio Bolívar,
Echegaray, Eduardo Hinojosa, Menéndez Pidal, Menéndez y Pelayo, Luis
Simarro, Sorolla, Torres Quevedo y Castillejo como secretario. No es
preciso resaltar aquí la importancia y los resultados de aquella
iniciativa.
Cabe hallar cierto parecido entre tales circunstancias y las que se
dan ahora en la Institución. Pienso que sería acertado que, entre las
personas que se encarguen de tomar las trascendentes decisiones precisas
ahora, debería haber unas de perfil análogo. Si bien en la actualidad, y
a diferencia de lo que fue en un principio, no puede ignorarse el hecho
de que ahora son determinantes las ayudas públicas.
Manuel Varela Uña.
Ex-alumno del Instituto-Escuela
Manuel Varela Uña.
Ex-alumno del Instituto-Escuela
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ACOTACIONES a la opinión anterior
El lector de la carta de Manuel
Varela sobre “El porvenir de la Institución Libre de Enseñanza”, aparecida en
El País el 22 último, puede sentirse desorientado si previamente ha disfrutado
de la lectura del libro del mismo autor “De Memoria. A fuerza de tiempo”
(2009), en el que dedica dos capítulos específicamente a la Institución Libre
de Enseñanza, mostrando en todo momento buen y cuidado estilo.
Conviene recordar que la ILE fue
ilegalizada por el franquismo, y sus maltrechos bienes devueltos, con motivo de
la transición, a la Fundación Francisco Giner de los Ríos, que había pasado
inadvertida a los represores. Es dicha Fundación la que ha promovido la
ampliación a que Varela se refiere en su carta. Sin embargo no debe olvidarse
que esta ampliación ha causado la destrucción de buena parte de los recuerdos
históricos de la Institución, especialmente los relacionados con la austeridad,
esfuerzo personal y amor a la naturaleza.
Varela considera deseable que las
personas que hayan de tomar decisiones para el futuro sean de nivel comparable
al que tuvieron en su día los miembros de la Junta para Ampliación de Estudios.
No concreta más, a pesar de haber sido él mismo miembro de la Fundación durante
cierto tiempo.
En cuanto a las ayudas económicas,
que considera determinantes en la actualidad, parece olvidar que en si mismas
garantizan poco, como ocurre con la Residencia de Estudiantes, cuya memoria
histórica sigue presentando numerosas lagunas, entre ellas la relativa al
Auditorium (actual templo del Espíritu Santo) y su época.
Como recuerda el Director del Museo
Pedagógico de Aragón, lo más importante de la ILE era su componente ético y
moral, la idea de ser humano y de ciudadano que se quería construir, y su
voluntad de transformar el país sirviéndose de la cultura.
Antiguo alumno de la Institución Libre de Enseñanza
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Sorprendida por la lectura de la carta del doctor Varela, quisiera hacer algunas acotaciones a la misma:
Creo
que no se puede hablar de “el porvenir” de una Institución que al día de hoy
permanece derogada por un decreto franquista (1940) y sus siglas adscritas como
marca a la Fundación Francisco Giner de los Rios [ILE]; como tampoco,
desde un punto de vista ideológico en el seno de dicha Fundación, ya que sus
gestores olvidaron los principios básicos institucionistas.
Tampoco
podemos llamar “ampliación” a la cadena de nuevos edificios construidos sobre
las ruinas de los pabellones históricos y el jardín donde estuvo la
Institución, que ocupan todo el recinto de Martínez Campos 14 y 16. Por lo que
parece un tanto irrisorio “agradecer” el esfuerzo al patronato por expoliar el
patrimonio Histórico-Arquitectónico de la Institución Libre de Enseñanza,
cuando éste debería de haber cumplido con el artículo TERCERO de sus Estatutos cuyo
objeto principal es:
“la tutela del patrimonio material e intelectual de la Institución Libre de Enseñanza” y “asegurar la permanencia del nombre, la sede y el espíritu fundacional” de la misma.
Desgraciadamente los “ámbitos de cultura y de educación a los que la Institución se consagró” no han cambiado mucho. La enseñanza primaria, secundaria y universitaria, la formación de maestros, la coeducación, la investigación científica…, atraviesan una crisis importante de retroceso respecto a la renovación social y de progreso conseguidas por la Institución. Lo que parecen ahora “realidades generalizadas” ni mucho menos lo son en la práctica; de ahí que los principios institucionistas sigan plenamente en vigor.
Si
bien es verdad que “no puede ignorarse el hecho de que ahora son determinantes
las ayudas públicas”, el problema aquí es que da
la impresión que en este “esfuerzo tenaz”, el futuro de esta Fundación haya
quedado hipotecado al gobierno de turno.
Ningún macroproyecto cultural justifica a ojos de los antiguos alumnos de la Institución y ex socios de su Corporación, la pérdida de las señas de identidad institucionistas implícitas en el ambiente escolar del recinto y el Conjunto Histórico-Arquitectónico de la Institución Libre de Enseñanza que se ha destruido; por el contrario, hubiera merecido ser objeto de estudio e investigación como patrimonio de nuestra cultura.
Ningún macroproyecto cultural justifica a ojos de los antiguos alumnos de la Institución y ex socios de su Corporación, la pérdida de las señas de identidad institucionistas implícitas en el ambiente escolar del recinto y el Conjunto Histórico-Arquitectónico de la Institución Libre de Enseñanza que se ha destruido; por el contrario, hubiera merecido ser objeto de estudio e investigación como patrimonio de nuestra cultura.
Teresa Jiménez-Landi
Ex-socia de la Corporación de Antiguos Alumnos de
la ILE
Investigadora/Documentalista.